
Patatas bravas
“Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato” decía Max estrella en Luces de Bohemia (Valle-Inclán 1920) Por aquel entonces los espejos cóncavos de tan castizo callejón ya reflejaban la realidad distorsionada que dio lugar al esperpento valleinclanesco, pero todavía no albergaban ese templo del tapeo castizo que son Las Bravas.
Puede que las patatas bravas sean el más moderno de los platos típicos madrileños y, probablemente, el único cuyo origen sea realmente autóctono de la capital del reino, además de ser uno de los más populares y de los que más se han expandido, con mayor o menor fidelidad a la receta original, por el resto de la penínsul
“Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato” decía Max estrella en Luces de Bohemia (Valle-Inclán 1920) Por aquel entonces los espejos cóncavos de tan castizo callejón ya reflejaban la realidad distorsionada que dio lugar al esperpento valleinclanesco, pero todavía no albergaban ese templo del tapeo castizo que son Las Bravas.
Puede que las patatas bravas sean el más moderno de los platos típicos madrileños y, probablemente, el único cuyo origen sea realmente autóctono de la capital del reino, además de ser uno de los más populares y de los que más se han expandido, con mayor o menor fidelidad a la receta original, por el resto de la península.
Las patatas bravas son un plato tan querido que crea adeptos incondicionales que elaboran listas de locales https://www.viviendomadrid.com/las-mejores-bravas-de-madrid/ e incluso existen webs como https://www.patatasbravasworld.com/ o https://debravaspormadrid.blogspot.com/ dedicadas exclusivamente a la difusión del plato … Ver el artículo completo con la receta
Donde degustarlas
Las Bravas, es un establecimiento tradicoonal que con los años se ha ido convirtiendo en una pequeña cadena en los que se sirve todo tipo de tapas acompañadas de la famosa salsa picante. Docamar, en el barrio de Ciudad Lineal, donde Donato Cabrera Martínez, restaurador y tabernero guadalajareño, había trasladado el Bar Donato original de la calle Galileo convirtiéndolo en una taberna famosa por sus bandejas repletas de patatas bravas. Tres generaciones después Raúl Cabrera, uno de los nietos de Donato, heredó el negocio y lo actualizó, cambiando la decoración pero manteniendo las patatas bravas como plato emblemático. También son muy destacables, aunque poco canónicas, las del Bar Alonso. Calle de Gabriel Lobo, 18. Son también muy típicas las de la Cervecería Bravas (Nada que ver con el imperio de la calle del gato) en la Calle de Meléndez Valdés, 62. Otro clásico es el Bar los Chicos en Guzmán el Bueno, 33. Un bar de los de toda la vida que lleva con su propia receta de salsa brava desde hace más de 70 años. Míticas eran las de La Tierruca en su antigua ubicación, aunque no desmerecen las de su renovada actualización en Ortega y Gasset. Al igual que las del Bar Moncayo de la calle Hermanos de Pablo 337. El Bar Gredos en Moratalaz (Calle del Arroyo Belincoso, 13) es famoso todo el barrio por sus ración de bravas. Otro reducto bravero es la Bodega de la Ardosa de Santa Engracia 70 y no podía ser menos el Bar Hermanos. Guio- Museo de la Patata Calle del Ferrocarril,21.
Entre los bares de nuevo cuño destacan las bravas de Viavélez donde Paco Ron hace una gran receta. Algo parecido ocurre con las que elabora Juanjo López Bedmar en La Retasca, su actualización del tradicional bar madrileño. Más originales son las de El Cielo de Urrechu en Pozuelo. Y si les gusta la versión levantina, en Askua Barra, los hermanos Gadea hacen unas “mixtas” deliciosas. Siguiendo esa línea Mixta, Sergi Arola se hizo famoso por unas “bravas” de forma cilíndrica que siguen sirviendo en Vi Cool (Huertas,12) parecidas a las que elabora Paco Roncero en Estado Puro Plaza de Cánovas del Castillo, 4.