
La tortilla de patata puede que sea el plato más integrador, junto con el cocido, de la cocina popular española. Y Madrid, como capital tortillera del reino, no podía quedarse atrás. Los madrileños sienten devoción por la tortilla de patata. Este manjar se encuentra en todos los bares de tapas, se sirve como desayuno (incluso con café), almuerzo, comida o cena. No hay ágape o cóctel donde no se sirva. Y, aunque su origen sea incierto, lo más probable es que la tortilla de patata, netamente española, naciera durante el Siglo XVIII – La patata, proveniente de América, no se sembró en España hasta 1780- fruto de la necesidad de combinar dos ingredientes tan humildes como son el huevo y la patata. Bien es sabido que la pobreza no tiene cronistas. Últimamente se han publicado varios artículos: Ana Vega (Biscayene) y Jorge Guitián han tratado, respectivamente, de descifrar su origen. Lo que podemos asegurar es que su procedencia no fue madrileña.
Cuenta Vega que las patatas no fueron conocidas por los madrileños hasta 1811, año de máxima escasez debido a la Guerra de Independencia. Ramón Mesonero Romanos escribe en sus “Memorias de un setentón” que en la capital “se adoptó para compensar la falta de pan a la nueva y providencial planta de la patata, desconocida hasta entonces en nuestro pueblo”. Ver artículo completo con la receta.
Donde degustarla
Dentro de los establecimientos que la elaboran al estilo de Betanzos, esto es sin cebolla y con el huevo casi líquido: La Penela, Támara Casa Lorenzo, Sacha o la Taberna Pedraza. Más propias del gusto madrileño, jugosas y con la cebolla bien integrada, son las de La Ardosa, Docamar, Matey, Cartagena 93, Sylkar, Casa Dani, Las Tortillas de Gabino, Las Chapas del Barrio, El Pontón o Hevia (En formato individual). También son jugosísimas las cántabras del Grupo Cañadío (Cañadío, La Maruca, La Primera…), las catalanas de Flash Flash, muy curiosa la navarra que elaboran por encargo en La Manduca de Azagra y más originales las de La Malaje (con salmorejo), la de Tres Olivos o la de Dis Tinto Taberna. A los que les guste la cebolla muy confitada disfrutarán a lo grande en Txirimiri o Juana La Loca.
Fuera de la capital, nuestras favoritas son las de Casa José en Aranjuez, El Rincón de Luis en Titulcia, Carús en El Plantío y Bodega La Salud en Pozuelo